La Segunda Guerra Mundial, 1940

En 1940, siguiendo el ejemplo de Hitler, Mussolini llevó su pueblo a la guerra contra Polonia y Francia. La URSS fue el más despreciado enemigo de Hitler, el país que más sufrió en la guerra. En 1943 detuvieron el avance alemán a Stalingrado e iniciaron un contraataque destinado a acabar en las ruinas de Berlín. El vasto territorio ruso, la enorme población y los inviernos asesinos hacían muy difícil conquistar Rusia. Los rusos resistieron heroicamente. Muchos seguidores de Stalin estaban dispuestos a morir por la revolución, la segunda gran guerra era un hecho…

La Segunda Guerra Mundial, 1940

Durante la Segunda Guerra los ingleses perdieron el dominio de su imperio, pero salvaron su honor. Lucharon solos, por meses, soportando bombardeos y penurias extremas, mientras Hitler consumía Europa. Hitler veía a Estados Unidos como la patria de los mediocres, filisteos sin autenticidad, sin historia, incapaces de ideales o grandeza. El desprecio enfermizo por la potencia norteamericana fue el factor más decisivo de su caída. Estados Unidos estaba protegido por dos mares, era dueño de grandes recursos y no dependía tecnológicamente de nadie. Esto le dio la ventaja necesaria para vencer. EE.UU se convirtió en la potencia más letal del mundo con el bombardeo atómico, pero la victoria la convirtió en la más brillante.

La Segunda Guerra Mundial en Europa | Enciclopedia del Holocausto

Fue aquel año de 1940 la invasión nazi a Francia y a los países bajos. Los ingleses rescataron a trescientos mil soldados del puerto francés de Dunkerque. Hitler suspendió el ataque y Churchill prometió no rendirse. En marzo de 1940 Mussolini quería la guerra pero su pueblo no. Se juntó con Hitler y prometió soldados para el ataque a Francia. El 10 de junio le declaró la guerra a los aliados. Después de la invasión polaca, Hitler esperó 7 meses para su próximo movimiento. El 9 de abril llegó a Noruega, al que sometieron en dos meses. Luego cayó Dinamarca. El rey y los ministros se escondieron en montañas nevadas, luego escaparon a Londres. Alemania había ganado una fuente inagotable de minerales y bases desde donde atacar a Gran Bretaña. Líderes franceses y británicos cayeron. Nacieron nuevos gobiernos, encabezados por Paul Reynaud y Winston Churchill. Cuando los alemanes atacaron Francia, Reynaud fue enviado a los campos de concentración nazi. Churchill se convirtió entonces en el máximo exponente británico de la intransigencia contra Hitler, fue símbolo de la determinación británica. Alemania tomaba por su parte Luxemburgo, Bélgica y Holanda, en una invasión tan rápida como cruel.

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El 2 de mayo tanques alemanes entraron finalmente en Francia. La organización de defensa era pésima y los alemanes tenían por su parte más aviones. El 3 de junio, un mes después, doscientos aviones bombardearon París. Once días después los nazis entraron a la capital sin resistencia, marchando por los Campos Elíseos. El 16 de junio, Reynaud fue sustituido por el mariscal Henri Petain, hombre que el 22 firmó un armisticio. Parte del norte y del oeste francés serían zonas ocupadas. Petain trasladó la capital a Vichy y rompió relaciones con los británicos. Convirtió a la Francia ocupada en una dictadura fascista. De Gaulle, que había huido a Londres, fundó por su parte el movimiento Francia Libre, con exiliados y habitantes de colonias francesas que ayudaron a los aliados. La armada británica y la barrera natural del canal de la Mancha protegieron a Gran Bretaña de la guerra relámpago. Hitler sabía que tenía que destruir la RAF, la Real Fuerza Aérea, antes de invadir por mar. La aviación alemana intensificó la campaña a principios de agosto con incursiones diarias. Desplegaron mil 300 bombarderos y mil 200 cazas, pero los aviones alemanes estaban poco armados. Los cazas germanos operaban al límite de su alcance y las modernas estaciones de radar británicas impedían que el enemigo atacara por sorpresa. El 28 de agosto, los británicos sorprendieron a los alemanes y atacaron Berlín. Era el primer ataque a la capital, Hitler contraatacó temerariamente bombardeando centros de población como eran Londres, Liverpool, Coventry, incluso fue alcanzado el Palacio de Buckingham.

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En septiembre, Alemania había perdido muchos aviones y Hitler aplazó la invasión por mar pero intensificó los bombardeos con la esperanza de que Gran Bretaña se rindiera. Así continuaron hasta junio de 1941, cuando la fuerza aérea alemana fue necesaria en Rusia. En agosto de 1940, la URSS se anexó 3 pequeñas naciones cómo eran Lituania, Estonia y Letonia. Desde mediados de ese año, los norteamericanos estaban dispuestos a ayudar a las víctimas de la agresión nazi. En septiembre, Estados Unidos le prestó a Churchill cincuenta destructores antiguos a cambio del derecho a construir bases militares en posesiones británicas del hemisferio occidental. Luego, de manera interna estableció el servicio militar obligatorio como medida defensiva. Roosevelt salió reelegido en aquellos días.  Tras la invasión de Hitler, más de veinte mil judíos que vivían en Bélgica, Francia y Holanda escaparon a Suiza, España y Portugal, con la ayuda de ciudadanos solidarios que les daban documentos falsos y protección para llegar a países neutrales, la guerra era una epidemia en manos de un demonio llamado Adolf Hitler[1]

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[1]Churchill, Winston S. La Segunda Guerra Mundial. Barcelona: Planeta, 2004; Artola, Ricardo. La II Guerra Mundial. De Varsovia a Berlín. Madrid: Alianza, 1995; Dear, I.C.B. The Oxford Companion to World War II. Oxford: Oxford University Press, 1995; La guerra que había que ganar. Williamson Murray & Allan R. Millett. Crítica, 2002; Leguineche, Manuel. Los años de la infamia. Crónica de la II Guerra Mundial. Temas de Hoy, 1999; Michel, Henri. La Segunda Guerra Mundial. Akal; World War II. H.P. Willmott, Robin Cross & Charles Messenger, Dorling Kindersly, 2005; Historia de la Segunda Guerra Mundial. Basil H. Liddell Hart, Caralt, 2001; Enciclopedia del arte de la guerra. Antonio Martínez Teixidó & José Romero & José Luis Calvo. Barcelona: Planeta, 2001; The Great Crusade. A New Complete History of the Second World War. H.P. Willmott, Plimlico, 1992; Un mundo en armas. La Segunda Guerra Mundial: una visión de conjunto. Gerhard L. Weinberg, Grijalbo, 1995; The Times Atlas of the Second World War. John Keegan, Times Books, 1989; Hillgruber, Andreas. La Segunda Guerra Mundial. Objetivos de guerra y estrategia de las grandes potencias. Alianza, 1995.

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