Iconografía y cultura popular: el caballo de Troya

Aunque es posible que la guerra de Troya haya ocurrido, algunos estudiosos consideran que el núcleo histórico de la leyenda es muy pequeño. En relación con el famoso caballo, la forma en que fue descrito por los antiguos es probable que sea únicamente una invención, pero también existe la posibilidad de que haya habido algún aparato real caprichosamente transformado por la tradición. En la Antigüedad, el término caballo hacía referencia a una máquina de guerra, el ariete, muchas veces construido en forma de animal. De hecho, los asirios usaban este tipos de armas y es muy posible que el ejemplo haya sido tomado por los griegos. También fue interpretado como una metáfora de un terremoto, una de las causas posibles apuntadas para la destrucción de la Troya histórica, considerando que Poseidón era el dios de los caballos, del océano y de los terremotos. Otra sugerencia es que el caballo era en realidad un barco, y se observó que los términos utilizados para poner a los hombres en el interior eran los mismos que se describen durante el embarque de la tripulación en el navío. En la tradición clásica, los navíos son muchas veces denominados como «caballos de mar». En la Odisea, Penélope, lamentando la ausencia de Telémaco, dice: «¿Por qué mi hijo me dejó? ¿Qué había que hacer para viajar en los barcos largos y tendidos sobre el mar como los caballitos de mar?». En la comedia Rudens, Plauto dice: «Se le llevará por los caminos azules (el mar) en un caballo de madera (barco)»…

Iconografía y cultura popular: el caballo de Troya

Una de las más antiguas representaciones del caballo de Troya se encuentra en el llamado Vaso de Mikonos, que data del siglo VII a. C. Otras creaciones de la Época Arcaica son una fíbula de bronce de Beocia y fragmentos de cerámica procedentes de Atenas y Tinos que son de diseño similar y pueden haberse basado en prototipos mucho más antiguos, como los aparatos de guerra asirios, que poseían ruedas y ventanas y tenían un diseño zoomórfico y cuadrúpedo. Los guerreros se colocaban en el centro de la máquina y usaban su cabeza elevada para escalar murallas, mientras que otros manejaban un ariete en la parte inferior. El motivo se volvió popular en el arte de la Grecia clásica, helenística y también en el arte romano, siendo encontrado con innumerables variantes en vasos, relieves, joyas y pinturas, incluyendo «iluminados», como en el manuscrito Vergilius Romanus.

Caballo de Troya

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En Atenas, existió una gigantesca estatua en bronce del famoso caballo, obra de Estrongilión, instalada en el santuario de Artemisa Brauronia de la acrópolis, en la que se representaban varios guerreros en su interior, de la cual aún sobrevive el pedestal, mientras que Polignoto lo pintó en un gran mural en la Stoa Poikile. A lo largo de los siglos siguientes, el caballo de Troya continuó proporcionando inspiración a muchos artistas y escritores, constituyendo uno de los temas más trabajados de la tradición épica, expandiéndose, inclusive, en regiones asiáticas como Arabia y el norte de la India, que estaban sujetas a la influencia clásica. Paul Barolsky lo considera «el ancestro» de todos los monumentos ecuestres. En el siglo XVII, el inglés John Bushnell quiso realizar una reconstrucción hipotética del caballo, que sería tan grande que seis hombres sentados alrededor de una mesa cabrían dentro de su cabeza, pero terminó siendo destruida por una tempestad antes de ser terminada. Otra fue creada en 1707 para una presentación fastuosa de una obra de teatro de Elkanah Settle, midiendo cerca de 5 m de altura, completamente dorada y de donde saldrían cuarenta guerreros armados. Actualmente, existen en el mundo varios «caballos de Troya» modernos, con apariencias múltiples. Entre ellos se puede citar el de Çanakkale, creado para la película de Troya, de Wolfgang Petersen, el de Praga, el del centro comercial del hotel Caesars Palace en Las Vegas y el que se encuentra en la frontera entre México y Estados Unidos.

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La entrada del caballo en Troya, pintura de Giovanni Domenico Tiepolo, 1773. Galería Nacional de Londres

Enlace directo: Heinrich Schliemann

La expresión «caballo de Troya» se ha vuelto muy popular en la cultura actual, siempre con el sentido de un dispositivo astuto, engañoso y peligroso, que posibilita la penetración disimulada en el territorio enemigo y es el origen de la expresión «un presente griego», cuando se recibe algo de apariencia agradable que puede producir consecuencias. Denomina una técnica de negociación basada en la mentira, una estrategia militar engañosa utilizada en muchos de los ejércitos desde la Antigüedad, y un tipo de sofware malicioso informático que se disfraza de un programa legítimo para poder acceder a las máquinas de los usuarios e iniciar la destrucción de los programas instalados, así como robar contraseñas y operar datos de otras naturalezas. También ha sido un tema de chistes y caricaturas así como de juguetes para los niños…[1]

La Factoria Historica

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[1] La guerra de Troya fue descrita por primera vez en los poemas homéricos y desde entonces ha sido contada por otros autores, antiguos y modernos, quienes han introducido variaciones y expandido la historia, pero el resumen del episodio del caballo es el siguiente: La guerra duraba más de nueve años cuando el más destacado guerrero griego, Aquiles, había caído muerto en combate. A pesar de haber cumplido las condiciones impuestas por los oráculos para la toma de la ciudad- traer a Neoptólemo, hijo de Aquiles; traer los huesos de Pélope y robar el Paladio- los griegos no conseguían atravesar los muros de Troya. En esta tesitura, el adivino Calcante observó una paloma perseguida por un halcón. La paloma se refugió en una grieta y el halcón permanecía cerca del hueco, pero sin poder atrapar a la paloma. El halcón entonces decidió fingir retirarse y se escondió fuera de la mirada de la paloma, quien poco a poco asomó la cabeza para cerciorarse de que el cazador había desistido pero entonces el halcón salió del escondite y culminó la cacería. Después de narrar esta visión, Calcante dedujo que no deberían seguir tratando de asaltar las murallas de Troya por la fuerza, sino que tendrían que idear una estratagema para tomar la ciudad. Después de ello, Odiseo concibió el plan de construir un caballo y ocultar dentro a los mejores guerreros. En otras versiones, el plan fue instigado por Atenea y también existe una tradición que señala que Prilis, un adivino de la isla de Lesbos, hijo de Hermes, profetizó que Troya solo podría ser tomada con ayuda de un caballo de madera. Bajo las instrucciones de Odiseo o de Atenea, el caballo fue construido por Epeo el feocio, el mejor carpintero del campamento. Tenía una escotilla escondida en el flanco derecho y en el izquierdo tenía grabada la frase: «Con la agradecida esperanza de un retorno seguro a sus casas después de una ausencia de nueve años, los griegos dedican esta ofrenda a Atenea». Los troyanos, grandes creyentes en los dioses, cayeron en el engaño. Lo aceptaron para ofrendarlo a los dioses, ignorando que era un ardid de los griegos para traspasar sus murallas puesto que en su interior se escondía un selecto grupo de soldados. El caballo era de tal tamaño que los troyanos tuvieron que derribar parte de los muros de su ciudad. Una vez introducido el caballo en Troya, los soldados ocultos en él abrieron las puertas de la ciudad, tras lo cual la fuerza invasora entró y la destruyó.

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