Dánae recibiendo la lluvia de oro

La obra llamada Dánae recibiendo la lluvia de oro es un cuadro pintado en el siglo XVI por Tiziano Vecellio di Gregorio, y ahora expuesto en el Museo del Prado. Con el nombre de «Poesías», denominó Tiziano a un grupo de seis cuadros, destinados a Felipe II, entonces aún príncipe, de los que los dos primeros fueron éste y Venus y Adonis, también actualmente en el Prado. Los otros lienzos de la serie fueron El rapto de Europa en la Isabella Stewart Gardner Museum, Boston, Diana y Acteón y Diana y Calisto, ambos prestados por su propietario, el duque de Sutherland, a la Galería Nacional de Escocia, y Andrómeda y Perseo en la Colección Wallace, Londres. Tiziano escribe al rey en 1553 a raíz del envío de la obra de Venus y Adonis en estos términos: …y, porque en la Dánae que ya envié a Vuestra Majestad se veía la parte delantera, he querido en esta otra poesía variar y hacerla mostrar la contraria parte para que resulte la habitación en la que han de estar más graciosa a la vista”…

 Dánae recibiendo la lluvia de oro

Tiziano solía repetir los temas que más éxito tenían. Esta Dánae recibiendo la lluvia de oro es una versión de otra que existe en el Museo de Capodimonte de Nápoles, si bien existen diferencias notables entre uno y otro. Representa el mito de Dánae, quien había sido encerrada por su padre, el rey de Argos, en el momento de ser tomada por Zeus en forma de lluvia de oro. La figura central está recostada sobre la cama, con las piernas dobladas. A su derecha hay un perro pequeño, que se reputa un atributo de la cortesana. En la parte derecha hay una criada cuya espalda oscura contrasta con la blancura de Dánae; del mismo modo, hay una oposición clara entre su rostro envejecido y la juventud de la princesa de Argos. Esta sirvienta está recogiendo con un delantal las pepitas de oro que caen en forma de lluvia dorada, desde las nubes tormentosas que dominan el centro de la parte superior.

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Dánae recibiendo la lluvia de oro

Estas figuras se sitúan en un espacio indefinido, ni exterior ni interior; se ven las cortinas y las nubes al fondo. En esta obra se percibe la influencia de Giorgione en el desnudo…[1]

La Factoria Historica


[1] El origen del Museo de Capodimonte se remonta a la colección de arte de los Farnesio, una de las familias más poderosas de la Italia del siglo XVI. Cuando el rey Carlos VII de Nápoles terminó la construcción de Capodimonte, el edificio no sólo serviría como residencia privada de la familia real napolitana, sino como refugio de dicha colección recién heredada de la última descendiente de los Farnesio, su madre Isabel de Farnesio, reina de España. En la época en la que el joven Fernando IV de Nápoles relevó a su padre, ya que el monarca partió a Madrid para ocupar el trono español, la colección continuó ampliándose. A la fama de la colección, contribuirían las visitas que escritores, intelectuales y artistas harían a los yacimientos arqueológicos de Pompeya y Herculano, así como las de los viajeros británicos del Grand Tour, los cuales, año tras año, llegaban a Nápoles (por ejemplo, Goethe, Winckelmann y demás admiradores de la cultura italiana). El enclave artístico sobrevivió a la ocupación napoleónica del general Championnet en 1799, a pesar de que obligó al monarca a trasladarse a Palermo. Con la contraofensiva borbónica, parte de las obras fueron trasladadas por los franceses a la Iglesia de San Luis de los Franceses en Roma y a París, pero fueron en parte recuperadas por Fernando IV. Tras la caída de los Borbones y la llegada de los Saboya, la denominación de la colección cambiaría y se reorganizarían las salas, siempre permaneciendo en continuo auge debido a nuevas adquisiciones y donaciones privadas. La nueva dinastía decidió sumar a la colección la obra de pintores del XIX. Más adelante, tras la Segunda Guerra Mundial, pudieron recuperarse en Austria algunas de las pinturas que habían sido saqueadas por las tropas nazis. Poco a poco, el museo iría siendo adaptado y equipado para abrirse al público en 1957. Sucesivas han sido las etapas de reestructuración y modernización del espacio museístico, que culminó con la recuperación de la planta alta y la inclusión de un repertorio de arte contemporáneo. Ello convierte a este museo en uno de los pocos que recorre el arte sin interrupciones desde la Edad Media hasta ahora. Capodimonte hoy es conocido no sólo por sus fondos, sino también por sus exposiciones temporales, biblioteca, publicaciones, archivos y servicios técnicos para el estudio y la interpretación de las obras.

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