La peste negra

La peste negra también llamada bubónica o muerte negra, tenía unos síntomas desconocidos para la época. Murieron miles de personas en Europa sin que se pudiera hacer prácticamente nada. Comenzaban con bubones que crecían en el cuello, axilas o ingle y unas manchas de color oscuro en la piel, todos los enfermos manifestaban esos síntomas de una enfermedad que los mataba y desconocían, la «Peste». Todo comenzó en 1347, cuando unos comerciantes hacían escala en Sicilia después de una expedición mercantil que los había llevado a un puerto del Mar Negro. Volvían a Génova y algunos de ellos ya presentaban síntomas de una enfermedad desconocida y que al parecer, habían contraído por el contacto con unos soldados mongoles del interior de Asia. Aquella terrible y extraña enfermedad era la peste bubónica…

La peste negra

La peste fue una pandemia que no se pudo parar, se contagió de una persona a otra por toda Europa causando la muerte aproximadamente a la tercera parte de toda la población del continente. La peste llegó a Europa por la ruta de Crimea, donde la colonia genovesa de Kaffa, actual Teodosia, fue asediada por los mongoles. La Historia dice que los mongoles lanzaban con catapultas los cadáveres infectados dentro de la ciudad, si bien la enfermedad no se contrae por contacto con los muertos. Los refugiados de Kaffa llevaron después la peste a Messina, Génova y Venecia alrededor de 1347 y 1348.  En 1347 sucedió una guerra entre el Reino húngaro y el napolitano, puesto que el rey Luis I de Hungría reclamaba el trono de Nápoles luego del asesinato de su hermano Andrés, quien murió por voluntad de su propia viuda, la reina Juana I de Nápoles. Luis I condujo una campaña militar que coincidió con el estallido de la Peste Negra pero ante tanta muerte por la enfermedad, la campaña pronto tuvo que ser suspendida y los húngaros regresaron a casa, llevándose consigo varios de ellos la peste, cobrando vidas por el camino como la de la propia esposa del rey húngaro. Así, la peste se extendió desde Italia por Europa afectando el interior de España, Francia, Italia o Alemania, algunos barcos no llevaban a ningún tripulante vivo cuando alcanzaban las costas, por todos los países de Europa se expandió la maldita peste. Ninguna región de la Europa Occidental ni el Magreb se libró de aquella pandemia mortal que tenía un poder destructivo desconocido y sin precedentes en toda la historia conocida. Pueblos, aldeas, tierras de cultivo, todo quedaba abandonado y las ciudades veían cómo morían más de la mitad de sus habitantes. No importaba que el enfermo fuera de clase alta, ni monarcas, ni religión, la «gran mortandad», como también fue llamada, no entendían de religiones ni clases, acababan con sus vidas sin que conocieran un remedio ni nada que pudiera evitarlo.

Se considera que la pandemia fue la causa de la muerte del entonces rey de Castilla Alfonso XI durante el sitio a Gibraltar en 1350, como otros reinos como los del norte de África y reinos musulmanes del sur de España que también se vieron contagiados y apresados por la muerte. Muchos interpretaron la peste como un «castigo de Dios por los pecados de los hombres», otros como el fenómeno de una conjunción astrológica o, lo peor, fue culpar a los judíos de haber envenenado los ríos y aguas, lo que causaría muchas represalias contra ellos. Aquella pandemia causó un impacto demasiado fuerte psicológicamente para la población, no es de extrañar que buscaran chivos expiatorios para explicar esa desgracia donde fuera. Después de aquella devastadora enfermedad, muchos grupos y multitudes de personas se reunían en un renacer del sentimiento religioso. Gran parte de la sociedad se refugió en sus creencias religiosas durante las décadas siguientes. Para unos pocos, la peste les había enseñado que la vida era muy corta y que tenían que disfrutarla mientras durara, porque no sabían en qué momento aquella «gran mortandad» iba a volver. Pero en realidad, la peste se había labrado durante muchos años. Además de la presencia del bacilo «Yersinia pestis«, también se atribuye la peste a la crisis del sistema feudal. La clase alta se sentía a salvo de cualquier epidemia porque no eran pobres y podían alimentarse. Pero las tierras de cultivo cada vez eran de menor calidad, la malnutrición era evidente y la productividad había caído de una forma paulatina

La peste llegaría en un momento en el que la población no tenía grandes defensas fisiológicas, si hubiera sido al contrario quizás no habría provocado tantos miles de muertos, pero el bacilo llegó cuando el sistema inmunitario de la gente estaba muy debilitado. En cuanto a la clase alta, se puede suponer como es lógico que tenían más defensas, estaban preparados para cualquier epidemia, pero no contra la peste.  Los alimentos se contaminaban por medio de las heces de las ratas y estos animales se encontraban en todos los sitios, desde un gran y lujoso castillo, hasta lo más bajo o la casa más humilde. En las fortalezas se almacenaban los alimentos y lo que podía parecer un sitio seguro, era el más expuesto que irían en contra de las corrientes herederas del marxismo y de estudiosos como Guy Bois que son las que atribuyen a esta epidemia el papel de demostración de la crisis del sistema feudal mencionadas antes. Nadie escapó a la Peste negra, ni por edad ni condición. La información sobre la mortalidad varía ampliamente entre las fuentes, pero se estima que entre el 30% y el 60% de la población de Europa murió desde el comienzo del brote a mitad del siglo XIV. Se estima que murieron 25 millones de personas en Europa y otros 40 millones entre Asia y África[1]

La Factoria Historica


[1]DOLS, M.V. (1977), The Black Death in the Middle East. London; GAUTIER-DALCHE, J. (1962), La peste noire dans les Etats de la Couronne d’Aragon (Bull. Hispanique, LXIV bis, Bruselas); HENSCHEN, F. (1966), The History of Diseases, Longmans, Green & Cº, London; RENOUARD, Y. (1948), Conséquences et intérêt démographique de la Peste Noire de 1348 («Population»); SANTAMARIA, A. (1969), La Peste Negra en Mallorca (VIII Congreso de Historia de la Corona de Aragón, II, 1, Valencia); SHREWSBURY, JFD (1970), A history of the bubonic plague in the British Isles, Cambridge); SOBREQUES, J. (1970-71), La Peste Negra en la Península Ibérica (Anuario de Estudios Medievales, nº 7); UBIETO, A. (1975), Cronología del desarrollo de la Peste Negra en la Península Ibérica (Cuadernos de Historia, nº 5); ZIEGLER, Ph.H. (1970), The Black Death (Pelican Books, England)

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1º texto. La Peste Negra de 1348, según las  «Vitae Paparum Avenionensium»

«En el año del señor de 1348 se difundió por  casi toda la superficie del globo una horrible mortandad. No se había conocido  nada semejante. Los vivos apenas eran suficientes para enterrar a los muertos. Se apoderó de todo el mundo un terror tan grande que en cuanto alguien tenía una ulcera o un pequeño bulto, generalmente en la ingle o en el sobaco, la víctima era abandonada incluso por sus familiares. Si en una casa alguien contraía la enfermedad, era probable que todos los que habitaban allí fuesen contaminados, y  que todos muriesen. Corrió el rumor de que algunos criminales, y en particular  los judíos, echaban en los ríos y en las fuentes venenos. En realidad la peste  provenía de las constelaciones o de la venganza divina».

2º texto. La peste en Florencia, según las  Crónicas Florentinas de Villani (s.XIV).

«Era una especie de enfermedad en que el  hombre no yacía sino tres días; aparecían en la ingle o bajo las axilas hinchazones llamadas bubones o glandulillas, algunos decían chichones, de ellos manaba sangre. A menudo esta enfermedad y la pestilencia se contagiaba al sacerdote que confesaba al doliente o a los que lo cuidaban. De tal manera, todo enfermo se veía privado de confesión, de sacramentos, de medicinas y de cuidados  (…) Muchas provincias y ciudades quedaron desoladas. Para que Dios hiciera cesar esta peste y guardase nuestra ciudad de Florencia y sus alrededores, se hizo una solemne procesión que duró tres días, a mediados de marzo de 1347. Estos son los designios de Dios para castigar los pecados de los hombres».

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