Tutankamon‏

Alrededor del año 1.500 a. C., Tutmosis I decidió abandonar la construcción de pirámides (pues aunque las más conocidas sean las 3 Grandes Pirámides de Guiza actualmente en Egipto hay más de 100) debido a los continuos saqueos a que eran sometidas y ordenó que comenzaran los preparativos de su tumba en un lugar más protegido, excavando la ladera de la montaña, en el que sería conocido como Valle de los Reyes, necrópolis cercana a Luxor y lugar de enterramiento de decenas de monarcas, reinas, príncipes y nobles, pues sus sucesores construirían sus tumbas en el mismo emplazamiento durante 500 años…

Tutankamon‏

Por Vir Covi

A principios del siglo XX y después de haberse hallado las tumbas de 28 faraones se consideró agotado el yacimiento, pero la aparición de pedazos de objetos con el sello de Tutankamon, un faraón hasta entonces desconocido, pues no fue notable en la época, puso al arqueólogo y egiptólogo inglés Howard Carter sobre su pista y, financiado por un noble aficionado a la arqueología y dispuesto a proporcionar los fondos necesarios, Lord Carnarvon, llevó a cabo una larga y persistente búsqueda, localizando intacta en 1922 el secreto mejor guardado del Valle, la tumba de Tutankamon, el último rey de la dinastía XVIII, panteón que recibió el nombre de KV62, KV de King Valley y 62, por ser la número 62 descubierta en este camposanto, cuya relevancia se debe a que la tumba estaba prácticamente intacta pues aunque en la antigüedad fue saqueada, su contenido se restituyó y se volvió a sellar, permaneciendo en el olvido durante 3 milenios.

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Máscara de oro de Tutankamon

Tutankamon, coronado con sólo 9 años, fue probablemente hijo de hermanos, algo muy frecuente en la época, consanguinidad que explicaría la acumulación de taras, como evidenció en un primer momento la cantidad de medicinas encontradas en su tumba y que después confirmaría la autopsia al revelar que tenía el sistema óseo muy debilitado además de un delicado estado de salud general agravado por la malaria. Casado con la única hija superviviente de Nefertiti y aunque faltan referencias sobre su descendencia, se hallaron dos pequeños féretros junto al suyo de las que probablemente fueron sus hijas, un feto de pocos meses y una niña recién nacida. Se encontraron más de 5.000 objetos como carruajes de oro, ébano y marfil, estatuas, vasijas, muebles, comida… y en la cámara funeraria un impresionante sarcófago de oro con la momia del joven faraón, muerto con 19 años, con la cabeza y los hombros cubiertos por la célebre máscara funeraria, espectacular hallazgo que contribuiría a renovar el interés por el mundo antiguo. Después del descubrimiento varios exploradores que habían participado en la excavación comenzaron a morir, algunos en extrañas circunstancias llevando a la imaginativa prensa inglesa a asegurar que en la antecámara una inscripción en arcilla advertía: «La muerte golpeará a quel que turbe el reposo del faraón» aunque en realidad esta frase nunca apareció en las detalladas notas de Carter.

El joven rey Tutankamón. Talla en madera policromada

La muerte de Lord Carnarvon por la infección de la picadura de un mosquito en el mismo lugar donde Tutankamon tenía una herida, daría rienda suelta a la leyenda de la maldición, respaldada por grandes escritores del momento, aunque la ciencia tiene una hipótesis generalmente aceptada y es que en el aire viciado había esporas de hongos microscópicos conservados durante 3.000 años. La muerte de su propio descubridor 17 años después sería la mayor evidencia para refutar tal maldición. Actualmente el Museo del Cairo es el custodio de la mayor colección de objetos del Antiguo Egipto, entre ellos el Gran tesoro de Tutankamon…[1]

La Factoria Historica


[1] El culto a Atón data del Imperio Antiguo. Tutmosis IV y Amenhotep III le habían rendido veneración, convirtiéndose en culto monoteísta, ohenoteísta, durante la reforma religiosa del faraón Amenhotep IV «Amón está satisfecho», quien cambió su nombre por el de Akenatón»Resplandor de Atón» o «Útil a Atón», en el siglo XIV a. C. Su principal templo estaba en la ciudad Ajetatón «El Horizonte de Atón», en la actual Amarna. El Himno a Atón, grabado en un muro de la tumba de Ay, y escrito por Ajenatón, es uno de las más bellos exponentes literarios de la cultura egipcia. Cuando se estudia profundamente la nueva religión de Akenaton, lo primero que se observa es una lucha obstinada por no dejarla exclusivamente en manos de los sacerdotes. Solo existe un máximo representante de la misma: el faraón al hacerse llamar sumo sacerdote de Ra-harajt “aquel que se regocija en el horizonte”. Gran parte del clero, al perder sus privilegios, se opuso al culto preferente a Atón y los egipcios siguieron venerando a sus antiguos dioses. Tras la muerte del Akenatón se volvió paulatinamente a la situación anterior y, posteriormente, se abandonó Ajetatón (Amarna) y a la ascensión de la Dinastía XIX se pretendió borrar todo vestigio de la aventura teocrática de Amarna. 

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