Discurso de Fernando VII apoyando al régimen liberal (1820-1823)

Españoles :
Desde el momento en que conocidos vuestros deseos; acepté y juré la Constitución promulgada en Cádiz el 19 de marzo de 1812, no pudo menos de dilatarse mi espíritu con la grata perspectiva de vuestra ulterior felicidad.
Una penosa y recíproca experiencia del gobierno absoluto en que todo suele hacerse nombre del monarca, menos su voluntad verdadera, nos condujo a adoptar gustosamente la ley fundamental que señalando los derechos y obligaciones de los que mandan; y de los que obedecen, precave el extravío de todos, y deja expeditas y seguras las riendas del estado para conducirlo por el recto y glorioso camino de la justicia y de la prosperidad. ¿Quién detiene ahora nuestros pasos? ¿ Quien intenta precipitarnos en la contraria senda?Ferdinand_VII_of_Spain_(1814)_by_Goya
Yo debo anunciarlo, Españoles; yo que tantos sinsabores he sufrido de los que quisieran restituirnos a un régimen que jamás volverá , y que no puedo tolerar en silencio el sacrificio de vosotros; colocado al frente de una nación magnánima y generosa; cuyo bien es el objeto de todos mis cuidados, contemplo oportuno daros una voz de paz y confianza, que sea al mismo tiempo un aviso saludable a los maquinadores: que lo aprovechen; para evitar el rigor de un escarmiento. En valde pretenderán disculparse luego con errores de opinión. Si la indulgencia es aplicable a estos; no menos aplicable debe ser el castigo a los delitos.
Los errores sobre la forma conveniente del gobierno estaban ya disipados al pronunciamiento del pueblo español en favor de sus actuales instituciones. Y por eso también fue disimulado el pesar de los que aspiran elevarse sin mérito, y á mandar sin virtudes y sin responsabilidad. Pero no llegó a ser estinguido; antes cobrando vehemencia, se convirtió criminalmente en odio y furor contra los restauradores y los amantes del sistema. Ved aquí; españoles, bien descubierta la causa de las agitaciones que os fatigan. Esos manejos tortuosamente empleados, esas sediciones encendidas, tanta inquietud de parte de buenos ciudadanos; todo tiene su origen en el desenfreno de los acostumbrados á no escuchar más voz que la de sus caprichos, ni quieren ceder al freno saludable de la ley; ni desponer sus goces criminales en los altares de la patria. En vano invocan el nombre de su rey que no los oye sin los sentimientos de indignación mas viva; en vano preconizan defender los privilegios del que no ambiciona ya otro título que el de monarca constitucional de las Españas.
Las escenas que produce esta lucha entre los hijos de la patria y sus criminales adversarios; son demasiado públicas para que no llamen mi atención y demasiado horrorosas para que no las denuncie a la cuchilla de la ley, y no concite la santa indignación de cuantos se precian del nombre de Españoles. Vosotros sois testigos de los excesos á que se ha entregado y se entrega esa facción liberticida. No necesito presentaros el cuadro que ofrecen la Navarra y la Cataluña y otras mas provincias de este hermoso suelo. Los robos, los asesinatos; los incendios, todo está presente a vuestra vista. El hermano armado contra el hermano, el padre contra el hijo; han conmovido ya mil veces vuestro corazón y arrancado vuestro llanto generoso. Abrazad, pues en vuestra idea todos los males que producen la codicia, el error, y el fanatismo, y suplid con vuestra indignación las expresiones que no encuentro suficientes para dar pábulo á la mía.
El valor y la constancia, divisa de los españoles, hallarán para siempre aquella raza espúria de los hijos indignos de la patria. Sus proyectos son criminales, sus esperanzas no pueden ser sino insensatas. Si son obstinados, sois vosotros invencibles; si ellos ceden al grito del sórdido interés, os animan a vosotros la libertad y el honor, que son incontrastables. La seducción era instantánea; y las artes bajas que emplean cederán a las luces que distinguen este siglo. Pueblos ilusos, escuchad la voz del rey constitucional de las Españas; no oigais la de esos pérfidos que achacan a la ley lo que es efecto de la naturaleza imperfecta de los hombres. La constitución asegura vuestros derechos, y ellos tratan de arrancárnoslos; la constitución proclama del modo mas solemne el culto que fue de vuestros padres; y ellos tratan de convertir vuestra piedad en el fanatismo más abominable. Por la Constitución sereis libres y felices; por ellos yaceis en la desolación y en la miseria. Ved la sangre derramada por el furor de esos bandidos; contemplad vuestros hogares; antes asilo de la paz; hoy teatro de una guerra fratricida. Fijad la vista sobre ese trono de escarnio y de ignominia, erigido en Urgél por la impostura; ved en fin la orilla del precipicio á donde os intentan conducir, y estremeceos.

La Factoria Historica

Un comentario en “Discurso de Fernando VII apoyando al régimen liberal (1820-1823)

  1. Gracias por el discurso del penoso rey Fernando.No lo conocía, solo sabía la famosa frase:Marchemos todos juntos por la senda de la libertad

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