En la Britania previa a la invasión romana podían reconocerse tres áreas de influencia: el reino de los Brigantes al norte, las tribus de Gales al oeste y el área de hegemonía de los catuvellani. En el 43 d. C. el emperador Claudio reemprendió la conquista romana de Britania, encargando el mando de cuatro legiones a Aulo Plaucio, con la excusa de reponer en el trono a Verica, un rey exiliado de los atrébates. La principal resistencia la opuso una confederación de las tribus de los catuvellani y los trinovantes, liderada por Carataco y Togodumno, los hijos del rey de los catuvellani, Cunobelinus, que había muerto a los inicios del ataque. Ambos eran activos miembros del partido de los druidas, opuestos a la influencia romana…
Carataco
La resistencia de guerrillas fue rápidamente superada y los britanos fueron vencidos en las batallas del Medway y del Támesis, tras lo que Plaucio consiguió tomar su capital, Camulodunum. Los once líderes del sudeste de Britania se rindieron a Claudio, entre ellos los de los atrébates, los icenos y la reina de los Brigantes Cartimandua. Togodumno fue muerto pero Carataco consiguió huir al oeste y se convirtió en líder de la resistencia, centrada en Gales. En el oeste Carataco logró sumar a las tribus de los Silures, ordovices, demetae y deceangli. En el año 47, el sucesor de Plaucio, Publius Ostorius Scapula, inició una campaña de flanco atacando a los deceangli del norte de Gales, pero debió suspenderla ante la rebelión de una facción de los brigantes contraria a la alianza con Roma.
Carataco desde su base de operaciones en territorio de los silures avanzó profundamente en territorio romano, en dirección a Gloucestershire. Scapula los rechazó más allá del río Severn y trasladó la Legio XX Valeria Victrix estacionada en Camulodunum a Glevum para guardar la frontera, mientras que hacía avanzar a la Legio II Augusta sobre el territorio de los silures. Carataco se vio obligado a abandonar el sur de Gales y trasladarse al territorio de los ordovices, en el centro. Manteniendo la presión Scapula envió entonces a la Legio XIV Gemina en el 47/48 contra los cornovii y creó una una nueva base en su capital, Viroconium. Eso le permitía operar en pinza desde el norte con la XIV y desde el sur con la II. En el 50 Scapula avanzó finalmente sobre territorio de los ordovices y consiguió derrotar a la coalición en la Batalla de Caer Caradoc. En la batalla los romanos capturaron a la esposa e hija de Carataco y posteriormente al hermano, que se rindió a los vencedores.
Carataco consiguió huir al norte, al territorio de los deceangli, pero fue perseguido y tras pasar por tierras de los cornovii pidió refugio en la corte de Cartimandua, la reina de los brigantes, pero ésta lo entregó encadenado a los romanos, quienes premiaron la acción calificándola junto a su esposo Venutius como leal amiga y protegida de Roma. Carataco fue llevado a Roma y exhibido por Claudio en su triunfo. La dignidad que demostraba y un magnifico discurso movió a Claudio a no ejecutarlo. El Senado consideró la victoria como una de los grandes triunfos de Roma y concedió a Scapula ornamentos triunfales. Liberado, Dion Casio afirma que impresionado por la ciudad se preguntó[1]:
«cómo pueden ellos teniendo tales posesiones ambicionar nuestras pobres cabañas?»
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La Factoria Historica
[1]Allen, Stephen (2007). Lords of Battle: The World of the Celtic Warrior. Osprey Publishing. ISBN 1841769487; Collingwood, Robin George (1998). Roman Britain and the English Settlements. Biblo & Tannen Publishers. ISBN 0819611603; Davies, Norman (2000). The Isles a History. Macmillan. ISBN 0333692837; Hewitt, Virginia. “Britannia (fl. 1st–21st cent.)”, Oxford Dictionary of National Biography, online edition 2007, accessed 28 Aug 2011; Snyder, Christopher (2003). The Britons. Blackwell Publishing. ISBN 0-631-22260-X.; M. Dresser (ed.), ‘Britannia’, Patriotism: the making and unmaking of British national identity, vol. 3; R. Samuel, National fictions (1989), pp. 26–49; Britannia depicta: quality, value and security, National Postal Museum (1993); H. Mattingly, Nerva to Hadrian, reprint (1976), vol. 3 of Coins of the Roman empire in the British Museum; J. M. C. Toynbee, The Hadrianic school: a chapter in the history of Greek art (1974); M. Henig, ‘Britannia’, Lexicon Iconographicum Mythologiae Classicae, 3/1 (1983), pp. 167–69; K. T. Erim, ‘A new relief showing Claudius and Britannia from Aphrodisias’, Britannia, 13 (1982), pp. 277–81; H. Peacham, Minerva Britannia, or, A garden of heroical devises (1612), J. Thomson, Britannia: a poem (1729), R. Strong, Gloriana, the portraits of Queen Elizabeth I (1987), H. A. Atherton, Political prints in the age of Hogarth. A study of the ideographic representation of politics (1974)